Mateo 4 :15-16
Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que moraba en tinieblas vio una gran luz. A los que moraban en región y sombra de muerte, la luz les resplandeció.
MATEO 28:7
E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.
MARCOS 16:7
Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
Cuando Jesús va a Jerusalén, lo hace para morir, y una vez resucitado, fija la cita con los suyos en Galilea, que es donde todo ha empezado.
También llamado mar de Tiberíades (Jn. 6:1; 21:1), denominación procedente de la ciudad que edificó Herodes Antipas en la costa occidental en el año 20 d.C.
Se puede decir que Galilea es la cuna del Evangelio.
Fue el escenario principal de la vida de Jesús; allí transcurrieron sus primeros treinta años y allí desarrolló la mayor parte de su ministerio, su predicación y sus milagros, tanto en los confines orientales del lago de Genesaret como en el interior del país.
En sus orillas realizó multitud de curaciones (Mt. 15:19-20); caminó sobre sus aguas (Mt. 14:25-33); en medio de una tempestad, mandó a los vientos y al mar «y se hizo una gran calma» (Mt. 8:23).
Pedro, Santiago y Juan eran pescadores en aquellas aguas y allí pasaron buena parte de su vida (Lc. 5:4-11).
El Señor elige la despreciada y semipagana Galilea en lugar de Jerusalén para cumplir lo anunciado por el profeta Isaías.
Marcos, seguido de Mateo, presenta Galilea como el lugar de encuentro del Jesús Resucitado con los suyos: «Id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea.
Galilea también es citado como el lugar donde Jesús realizó muchos milagros públicos, incluyendo curar a un ciego.
Después de la muerte de Jesús, algunos relatos sugieren que sus discípulos regresaron a Galilea y la experiencia de su resurrección tuvo lugar allí.